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lunes, 25 de febrero de 2013

DEPRESIÓN

La depresión es uno de los males más comunes de nuestros días. Esta es una condición que puede incapacitar a quien la padece para trabajar, socializar normalmente con su familia y amistades y, peor aún, puede llevar a la muerte. Una alarmantemente alta proporción de personas deprimidas se suicidan. Pero hay más. Entre otras cosas, se ha descubierto que la depresión es capaz de provocar cambios en la química de nuestro cuerpo que pueden afectar negativamente diversas partes de nuestro organismo, entre las cuales figuran el sistema inmunológico, nuestra memoria y nuestros huesos.
La depresión adquiere múltiples formas. Algunas personas se encierran, dejan de comer, rechazan ver a sus amistades, e incluso rehúsan bañarse o cambiarse de ropa.  Para muchos la vida deja de tener sentido. Las cosas que les producían placer ya no les interesan y todo adquiere un tono gris, no meramente figurativo, sino incluso literal. Existen estudios que señalan que en algunas personas deprimidas ocurre como si los sentidos se “embotaran”; los colores se perciben menos brillantes, el sabor de la comidas casi se pierde y los sonidos de la música pierden su esplendor.
Aunque nos parezca que la depresión es un mal de nuestros días, lo cierto  es que se conoce, aunque con otros nombres, desde tiempos inmemoriales.
 

Hay quien piensa que la depresión es similar a la forma en que normalmente nos sentimos cuando  perdemos  un familiar o amigo cercano, cuando estamos sin trabajo y las cuentas se acumulan, o cuando sufrimos una desilusión amorosa. Sin embargo, esto está muy lejos de la realidad. La persona que no está deprimida, ciertamente se afecta por estos problemas.  Sin embargo, no se incapacita por los mismos. Algunos de sus síntomas (falta de apetito, pérdida de peso, insomnio) pueden ser similares a los de la depresión clínica. Sin embargo, en las personas  deprimidas hay sentimientos como el de inutilidad (es decir, la persona piensa que  no sirve o que no vale nada), síntomas tales como una notable lentitud en los movimientos o como la incapacidad para llevar a cabo las tareas cotidianas. Estos son síntomas que no están  presentes en  las personas no deprimidas. También es común que la persona clínicamente deprimida experimente síntomas tales como falta de memoria, problemas para pensar con claridad y una marcada incapacidad para disfrutar de las actividades que hasta entonces le resultaban placenteras.
La depresión parece presentarse con mayor frecuencia entre las mujeres que entre los hombres.  No se conoce exactamente por qué esto es así, aunque existen varias teorías. En los Estados Unidos se estima que entre el 5 y el 12 porciento de los hombres y entre el 12 y el 20 porciento de las mujeres sufrirán un episodio de depresión mayor en algún momento de su vida.
Otro dato que merece considerarse es que en los hombres la incidencia de depresión aumenta con la edad, entre las mujeres la mayor incidencia se da entre los 35 y los 45 años de edad. De hecho, después de los cincuenta años de edad la tasa de depresión de hombres y mujeres es muy similar.
Si al menos cinco de los siguientes síntomas han estado presentes en usted durante un periodo de por lo menos dos semanas consecutivas es muy posible que esté padeciendo de depresión clínica:
•   Sentimientos de tristeza o irritabilidad
•   Pérdida de interés en actividades que normalmente disfruta.
•   Aumento o disminución marcada del apetito.
•   Cambios en los patrones de sueño.
•   Sentimientos de culpa, desesperanza o de que “no valgo o no sirvo para nada”
•   Incapacidad para concentrarse o para tomar decisiones,  fallas de la memoria.
•   Cansancio constante o falta de energía.
•   Agitación, inquietud, o disminución de la actividad.
•   Pensamientos recurrentes sobre muerte o suicidio*.
*Si usted o alguien que usted conoce manifiesta ideas suicidas busque ayuda inmediata.

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