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domingo, 16 de septiembre de 2012

EL COLLAR DE LAS CONCHAS

Hace mucho tiempo, en una pequeña isla de Oceanía, vivía un niño con sus padres, eran de los más pobres de la isla. En esta isla no había dinero y se empleaban las conchas marinas para pagar. Los ricos tenían muchas conchas y la familia del niño no tenía ninguna. 
Un día el niño iba paseando por el poblado y vio a un grupo de hombres que estaban comiendo, se paró y se puso a mirar con envidia a los platos de comida. El más gordo de los hombres le gritó recriminándole que se quedara mirándolos. El niño se fijo en que llevaba un montón de collares de conchas y el hombre se enfadó aun mas, cogió uno de sus collares y lo agitó delante de las narices del chico . Este se enfadó y le dijo que algún día tendría mas conchas que el y se convertiría en el jefe de la isla. El gordo, que era el jefe de la isla, rompió una de sus conchas y le tiró un trozo con desprecio. El chico cogió el pedazo y se fue hacia la salida del pueblo, allí se encontró con una mujer que vendía naranjas, le dio el trozo de concha y ella le dijo que por ese trozo sólo podía darle un gajo.
Cuando llegó a su casa lo plantó en detrás de su cabaña, al día siguiente se encontró con que había salido un árbol gigantesco, trepó por sus ramas y en la copa se topó con una casa muy bonita, salió a recibirle una mujer muy agradable que le escondió ya que en la casa vivía un espíritu que si se enfadaba podía ser muy malo. Cuando llegó el espíritu se dio cuenta de que había venido alguien y lo buscó, cuando le encontró le cayo muy bien y le invitó a comer. Le dieron una escudilla llena de comida y por más que comía siempre estaba llena, cuando acabó de comer, el espíritu le dio un arcón, un hacha y le dijo que se podía quedar con la escudilla. Le puso como condición que al llegar abajo cortara el árbol ya que no quería que nadie mas subiera a su casa.
El chico cuando llegó a su casa y abrió el arcón se dio cuenta de que estaba lleno de las mas maravillosas conchas, dejó a sus padres comiendo de la escudilla y se fue con el arcón a la plaza del pueblo, busco al jefe de la tribu delante de todos lo abrió. El jefe avergonzado le dijo que a partir de ese momento él era el jefe de la tribu y se fue a esconder su humillación a su cabaña.

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